Todos tenemos antepasados que se remontan hasta los confines del tiempo, de la historia. La fortuna o dicha de algunos es poder desentrañar esa madeja, tirar del hilo que tantas pero tantas veces se escapa, y reconstruir el tejido de aquellos que conformaron nuestro ser. Dejo un testimonio, la botella arrojada al mar, alguien la recogerá algún día.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Un 8 de diciembre, día de la Virgen
El día 7 de diciembre de 1941 (ataque a Pearl Harbor), mi abuela -María Elena Amengual Astaburuaga-, madre hasta ese momento de dos niños (mi padre Osvaldo y Aurora), perdió unos gemelos de 4 meses de embarazo. Un golpe terrible para ella y para su esposo, mi abuelo Osvaldo Pedro Gatica Camoglino.
El médico, además, les había dicho que era "muy probable que no tuvieran más hijos...". Católicos hasta la médula, empezaron con los rezos a la Virgen María, prometiendo que si tenían una hija se llamaría María Consuelo, "en agradecimiento a ella y el único consuelo a tanto dolor". Al tiempo queda embarazada, y el día 7 de diciembre de 1942, con terribles contracciones, mis abuelos corrieron al Hospital de San Bernardo para recibir al bebé.María Elena, la parturienta, no dejó que la tocaran -eran aproximadamente las 8 de la tarde, argumentado que: "tiene que llegar al día siguiente, el día de la Virgen".
En compañía de Elena Amengual Peña y Lillo (hija del General Amengual), transitaban por los pasillos del hospital rezando el rosario. El tiempo se hacía eterno, Elena miraba el reloj a cada rato, de pronto le dice: "ya ´mijita´, es 8 de diciembre".
A las 0:20, llegó a este mundo mi amada tía María Consuelo Gatica Amengual.
miércoles, 24 de octubre de 2012
San Juan (Argentina), nuestra familia y la provincia
El 13 de junio de 1562 el general Juan Jufré de Loaysa y Montesa (foto de la estatua en San Juan), adelantado de la tercera corriente colonizadora que penetró en el territorio por el norte, fundó San Juan de la Frontera, su actual capital en el valle de Tucuna, en nombre de Francisco de Villagra, Capitán General de los Reinos de Chile y de su Majestad el Rey de Castilla Felipe II.
"San Juan" fue puesto en honor al santo patrono de Jufré, San Juan Bautista.
A fines de 1593, el río San Juan arrasó con la ciudad, así es que Luis Jufré (hijo de Juan y, quien fundara San Luis) la translada 25 cuadras al sur de su primera ubicación.
En 1776 la Intendencia de Cuyo fue separada de la gobernación de Chile e incorporada al Virreinato del Río de la Plata, como parte de la provincia de Tucumán.
LÍNEA DE FAMILIA
1.maría elena amengual astaburuaga (mi abuela paterna)
2.aurora astaburuaga urzúa es la madre de maría elena amengual astaburuaga
3.josé pedro astaburuaga cienfuegos es el padre de aurora astaburuaga urzúa
4.petronila cienfuegos y silva es la madre de josé pedro astaburuaga cienfuegos
5.catalina silva montero es la madre de petronila cienfuegos y silva
6.luis de silva y gaete es el padre de catalina silva montero
7.rita josefa ortiz de gaete y osorio de toledo es la madre de luis de silva y gaete
8.valentín ortiz de gaete y fernández de córdoba es el padre de rita josefa ortiz de gaete y osorio de toledo
9.fernando ortiz de gaete y mier de arce es el padre de valentín ortiz de gaete y fernández de córdoba
10.francisco ortiz de gaete y agurto es el padre de fernando ortiz de gaete y mier de arce
11.francisco ortiz de gaete y jofré de loayza es el padre de francisco ortiz de gaete y agurto
12.geracina jufré de loayza y meneses aguirre es la madre de francisco ortiz de gaete y jofré de loayza
13.general juan jufré de loaysa y montesa es el padre de geracina jufré de loayza y meneses aguirre
"San Juan" fue puesto en honor al santo patrono de Jufré, San Juan Bautista.
A fines de 1593, el río San Juan arrasó con la ciudad, así es que Luis Jufré (hijo de Juan y, quien fundara San Luis) la translada 25 cuadras al sur de su primera ubicación.
En 1776 la Intendencia de Cuyo fue separada de la gobernación de Chile e incorporada al Virreinato del Río de la Plata, como parte de la provincia de Tucumán.
LÍNEA DE FAMILIA
1.maría elena amengual astaburuaga (mi abuela paterna)
2.aurora astaburuaga urzúa es la madre de maría elena amengual astaburuaga
3.josé pedro astaburuaga cienfuegos es el padre de aurora astaburuaga urzúa
4.petronila cienfuegos y silva es la madre de josé pedro astaburuaga cienfuegos
5.catalina silva montero es la madre de petronila cienfuegos y silva
6.luis de silva y gaete es el padre de catalina silva montero
7.rita josefa ortiz de gaete y osorio de toledo es la madre de luis de silva y gaete
8.valentín ortiz de gaete y fernández de córdoba es el padre de rita josefa ortiz de gaete y osorio de toledo
9.fernando ortiz de gaete y mier de arce es el padre de valentín ortiz de gaete y fernández de córdoba
10.francisco ortiz de gaete y agurto es el padre de fernando ortiz de gaete y mier de arce
11.francisco ortiz de gaete y jofré de loayza es el padre de francisco ortiz de gaete y agurto
12.geracina jufré de loayza y meneses aguirre es la madre de francisco ortiz de gaete y jofré de loayza
13.general juan jufré de loaysa y montesa es el padre de geracina jufré de loayza y meneses aguirre
lunes, 22 de octubre de 2012
Cuento publicado por Osvaldo Gatica Camoglino (1933; Revista Zig-Zag)
Aquí a la derecha, página digitalizada en la que aparece uno de los cuentos cortos de mi abuelo Osvaldo Gatica Camoglino (1913-1979), publicado en 1933. Abajo, el mismo ampliado para poder leerlo claramente (presione en la imagen para aumentar su tamaño). Tenía 20 años y ya mostraba "algunos" recursos para la escritura.
Debo agradecer muy especialmente a María Gabriela Correa, periodista de "El Mercurio", quién se tomó el trabajo de ubicarlos y entregarlos de manera personal en la sede del diario.
Debo agradecer muy especialmente a María Gabriela Correa, periodista de "El Mercurio", quién se tomó el trabajo de ubicarlos y entregarlos de manera personal en la sede del diario.
domingo, 21 de octubre de 2012
Tomás Gatica Martínez (1882-1943), mucho más que un poeta
Figura relevante en el ambiente intelectual chileno de comienzos del siglo XX, hermano de mi bisabuelo Pedro Gatica Martínez, (tío del querido y admirado "nono": Osvaldo Pedro Gatica Camoglino).
Se destacó como ensayista, dramaturgo, crítico y novelista. Dirigió la prestigiosa revista Zig-Zag (foto) en la cual, mi abuelo -el mencionado Osvaldo-, publicó unos cuentos breves a los 20 años.
Director de la editorial Bolívar; participa activamente en la fundación (1932) de la Sociedad de escritores de Chile (SECh).
Fue jefe del Departamento de Extensión Cultural del Ministerio del Trabajo donde tuvo como empleado a su cargo a un joven llamado Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda.
Se dedicó en cuerpo y alma a fundar bibliotecas en los sindicatos; una personalidad entregada la cultura y, preocupado porque ella estuviese al alcance de toda la población.
Era de "esos" que creen que la formación intelectual es el único camino para nivelar las posibilidades del ser humano.
Algunas de sus obras:
- Ensayos líricos, 1900
- Gran mundo, novela; 1908
- La cachetona, novela; 1913
- Los náufragos, teatro; 1913
- La hora cruel, teatro; 1919
- Fifí, novela; 1923
- La Adelita, novela; 1927
- El amor de Juan Nadal, novela; 1928
- Los caminos de la cultura, ensayo; 1934
- La fundación de Santiago, teatro; 1934
Así escribía (la pluma del crítico literario):
"La firme y rica estructura psíquica de Gabriela Mistral está expresada en su poesía. En ella hay, comprensión genial, gigantesta manera de sentir, de amar, de padecer. Luego, la palabra tensa como un vendaval; encendida como un ascua; amarga y salada como el mar, sedante y dulce como la miel"
Se destacó como ensayista, dramaturgo, crítico y novelista. Dirigió la prestigiosa revista Zig-Zag (foto) en la cual, mi abuelo -el mencionado Osvaldo-, publicó unos cuentos breves a los 20 años.
Director de la editorial Bolívar; participa activamente en la fundación (1932) de la Sociedad de escritores de Chile (SECh).
Fue jefe del Departamento de Extensión Cultural del Ministerio del Trabajo donde tuvo como empleado a su cargo a un joven llamado Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda.
Se dedicó en cuerpo y alma a fundar bibliotecas en los sindicatos; una personalidad entregada la cultura y, preocupado porque ella estuviese al alcance de toda la población.
Era de "esos" que creen que la formación intelectual es el único camino para nivelar las posibilidades del ser humano.
Algunas de sus obras:
- Ensayos líricos, 1900
- Gran mundo, novela; 1908
- La cachetona, novela; 1913
- Los náufragos, teatro; 1913
- La hora cruel, teatro; 1919
- Fifí, novela; 1923
- La Adelita, novela; 1927
- El amor de Juan Nadal, novela; 1928
- Los caminos de la cultura, ensayo; 1934
- La fundación de Santiago, teatro; 1934
Así escribía (la pluma del crítico literario):
"La firme y rica estructura psíquica de Gabriela Mistral está expresada en su poesía. En ella hay, comprensión genial, gigantesta manera de sentir, de amar, de padecer. Luego, la palabra tensa como un vendaval; encendida como un ascua; amarga y salada como el mar, sedante y dulce como la miel"
martes, 24 de julio de 2012
Julia (en recuerdo de mi madre)
A horas de la muerte de mi madre no puedo pasar por alto esa frase que nos machacan de pequeños: "los hijos entierran a los padres".
Tratar de mentalizarse sirve muy poco, cuando llega el momento caemos irremediablemente en lo profundo de la pérdida.
Siento el desgarro en el pecho -no es una metáfora-, es real, es físico; me duele todo el cuerpo al pensar en una última caricia, un último beso, un adiós. Las lágrimas no cesan y cuando no estén por fuera...
Imposible olvidarla. Desde el trabajo y la garra -sola, de toda soledad, divorciada- a puro esfuerzo logró que sus dos hijos tuvieran una vida digna; nunca faltó la comida, la ropa, la educación, y las ansiadas vacaciones, todos los años. Lo tremendo, lo difícil de digerir, es que la muerte le llega cuando nada lo hacía prever. Sus achaques, producto de esa maldita enfermedad cuyo nombre pasó a ser moneda corriente desde que se la detectaron: artritis reumatoidea, no impedían que cocinara -¡y qué bien lo hacía!- o que me regañara (un ritual entre nosotros a partir de estar más de dos horas juntos), por cualquier motivo. ¡Cómo la extrañaré!
Y cuando veo una foto de ella, joven -y no tanto- me digo: ¡vaya destino!; tan bella, tan erguida, una modelo de su tiempo caminando por la vida a largos trancos. Ahora débil, frágil, mirarse en el espejo y ser una mueca del pasado. Solía decir: "¡de qué sirve llegar a vieja así!". Pero le temía a la muerte.
Quiero recordarla al frente de la farmacia, cerca del Hospital de Niños, en Barrio Norte. Entraban las madres, muy pobres, con sus críos y una larga receta de medicamentos. El dinero, contado muchas veces por monedas, no alcanzaba; ella, tan solo se limitaba a decir: "para que se cure tu niño tenés que llevar todos, el dinero que falta, cuando puedas venís y me lo devolvés, pero ahora llevás todos los medicamentos". Así era. Y esas madres retornaban; con la plata que debían, dejándole algún regalito: un perfume barato, un chocolate. Ahí están en la biblioteca de casa sus libros (con la fecha y su firma): "Cien años de soledad" (una de las primeras ediciones de Sudamericana); "La mujer rota" y "La vejez" de Simone de Beauvoir, y muchos más.
Tu vida no fue en vano, queda el palpitar de la sangre y en cada recuerdo lo que vivimos juntos. Estarás, hasta el momento final en mi corazón, ahora muy dañado.
Perdón si no he sido tan buen hijo, perdón si alguna vez fallé, en muchas oportunidades no me salía esa historia de hacerte caso.
Siempre te amaré.
Imposible olvidarla. Desde el trabajo y la garra -sola, de toda soledad, divorciada- a puro esfuerzo logró que sus dos hijos tuvieran una vida digna; nunca faltó la comida, la ropa, la educación, y las ansiadas vacaciones, todos los años. Lo tremendo, lo difícil de digerir, es que la muerte le llega cuando nada lo hacía prever. Sus achaques, producto de esa maldita enfermedad cuyo nombre pasó a ser moneda corriente desde que se la detectaron: artritis reumatoidea, no impedían que cocinara -¡y qué bien lo hacía!- o que me regañara (un ritual entre nosotros a partir de estar más de dos horas juntos), por cualquier motivo. ¡Cómo la extrañaré!
Y cuando veo una foto de ella, joven -y no tanto- me digo: ¡vaya destino!; tan bella, tan erguida, una modelo de su tiempo caminando por la vida a largos trancos. Ahora débil, frágil, mirarse en el espejo y ser una mueca del pasado. Solía decir: "¡de qué sirve llegar a vieja así!". Pero le temía a la muerte.
Quiero recordarla al frente de la farmacia, cerca del Hospital de Niños, en Barrio Norte. Entraban las madres, muy pobres, con sus críos y una larga receta de medicamentos. El dinero, contado muchas veces por monedas, no alcanzaba; ella, tan solo se limitaba a decir: "para que se cure tu niño tenés que llevar todos, el dinero que falta, cuando puedas venís y me lo devolvés, pero ahora llevás todos los medicamentos". Así era. Y esas madres retornaban; con la plata que debían, dejándole algún regalito: un perfume barato, un chocolate. Ahí están en la biblioteca de casa sus libros (con la fecha y su firma): "Cien años de soledad" (una de las primeras ediciones de Sudamericana); "La mujer rota" y "La vejez" de Simone de Beauvoir, y muchos más.
Tu vida no fue en vano, queda el palpitar de la sangre y en cada recuerdo lo que vivimos juntos. Estarás, hasta el momento final en mi corazón, ahora muy dañado.
Perdón si no he sido tan buen hijo, perdón si alguna vez fallé, en muchas oportunidades no me salía esa historia de hacerte caso.
Siempre te amaré.
miércoles, 18 de julio de 2012
De la Serna; la línea del Che y la nuestra
Esta secuencia genealógica no tiene (al menos no la he encontrado), relación con "los de la Serna" de nuestra familia. La investigué buscando antepasados comunes.
- 1690; nace Domingo de la Serna quien se casa con María de la Paliza.
Hijo: Domingo de la Serna y Paliza (1712- ?) padre de Martín de la Serna y Mimetis (1737- ?), padre de: Juan Manuel de la Serna y Quintana (1760- ?). Todos los nombrados nacieron en Ontón, Santander, España.
El hijo de Juan Manuel de la Serna y Quintana nace en Montevideo, Uruguay, en 1809 y fallece en Buenos Aires, Argentina, en 1859. Su nombre: Martín de la Serna y Loaces.
Se casa con Rafaela Fonrredona (1813, Bs. As.). Fruto de este matrimonio: Juan Martín de la Serna (Fonrredona) nacido en Bs. As. en 1837.
Hijo: Juan Martín de la Serna Ugalde (1871, Bs. As.) quien se casa con Edelmira de la Llosa Lacroze (1880, Bs. As.). Una de sus hijas se llamó Celia de la Serna y Llosa (1906-1965), madre de Ernesto Rafael Guevara de la Serna (1928, Rosario, Argentina- 1967, La Higuera, Bolivia): conocido mundialmente como "el che".
Ahora sí, la rama concerniente a nuestra familia y un poco de historia.
1- maría elena amengual astaburuaga es la madre de osvaldo alfonso gatica amengual (mi padre)
2- alberto amengual peña y lillo es el padre de maría elena amengual astaburuaga
3- el general santiago amengual balbontín es el padre de alberto amengual peña y lillo
4- rosario balbontín y soto es la madre de gral. santiago amengual balbontín
5- francisco balbontín y reyes es el padre de rosario balbontín y soto
6- josé nicolás balbontín caldera es el padre de francisco balbontín y reyes
7- agustina caldera garcía sobarzo es la madre de josé nicolás balbontín caldera
8- juan luis caldera y toro mazote es el padre de agustina caldera garcía sobarzo
9- luisa toro mazote y cifuentes es la madre de juan luis caldera y toro mazote
10-manuel de toro mazote y de la serna es el padre de luisa toro mazote y cifuentes
11-elena hernández de la serna es la madre de manuel de toro mazote y de la serna
12-magdalena de la serna es la madre de elena hernández de la serna
13-agustín de la serna es el padre de magdalena de la serna
Como se puede observar, el primer "de la Serna" que figura en la familia es Agustín (1512-1547) , conquistador llegado a Chile con Pedro de Valdivia y, fallecido en La Serena cuando la ciudad por ellos fundada fue destruida a mano de los indios. Tuvo una hija: Magdalena (1544-1584), fruto de su relación con una aborigen de la cual no hay registros.
Desde hace tiempo quiero relacionar al mencionado Agustín con los "de la Serna" conocidos de España y, no he podido. Sigo trabajando en eso y espero novedades de un genealogista que, quizás, pueda aportar algo más.
- 1690; nace Domingo de la Serna quien se casa con María de la Paliza.
Hijo: Domingo de la Serna y Paliza (1712- ?) padre de Martín de la Serna y Mimetis (1737- ?), padre de: Juan Manuel de la Serna y Quintana (1760- ?). Todos los nombrados nacieron en Ontón, Santander, España.
El hijo de Juan Manuel de la Serna y Quintana nace en Montevideo, Uruguay, en 1809 y fallece en Buenos Aires, Argentina, en 1859. Su nombre: Martín de la Serna y Loaces.
Se casa con Rafaela Fonrredona (1813, Bs. As.). Fruto de este matrimonio: Juan Martín de la Serna (Fonrredona) nacido en Bs. As. en 1837.
Hijo: Juan Martín de la Serna Ugalde (1871, Bs. As.) quien se casa con Edelmira de la Llosa Lacroze (1880, Bs. As.). Una de sus hijas se llamó Celia de la Serna y Llosa (1906-1965), madre de Ernesto Rafael Guevara de la Serna (1928, Rosario, Argentina- 1967, La Higuera, Bolivia): conocido mundialmente como "el che".
Ahora sí, la rama concerniente a nuestra familia y un poco de historia.
1- maría elena amengual astaburuaga es la madre de osvaldo alfonso gatica amengual (mi padre)
2- alberto amengual peña y lillo es el padre de maría elena amengual astaburuaga
3- el general santiago amengual balbontín es el padre de alberto amengual peña y lillo
4- rosario balbontín y soto es la madre de gral. santiago amengual balbontín
5- francisco balbontín y reyes es el padre de rosario balbontín y soto
6- josé nicolás balbontín caldera es el padre de francisco balbontín y reyes
7- agustina caldera garcía sobarzo es la madre de josé nicolás balbontín caldera
8- juan luis caldera y toro mazote es el padre de agustina caldera garcía sobarzo
9- luisa toro mazote y cifuentes es la madre de juan luis caldera y toro mazote
10-manuel de toro mazote y de la serna es el padre de luisa toro mazote y cifuentes
11-elena hernández de la serna es la madre de manuel de toro mazote y de la serna
12-magdalena de la serna es la madre de elena hernández de la serna
13-agustín de la serna es el padre de magdalena de la serna
Como se puede observar, el primer "de la Serna" que figura en la familia es Agustín (1512-1547) , conquistador llegado a Chile con Pedro de Valdivia y, fallecido en La Serena cuando la ciudad por ellos fundada fue destruida a mano de los indios. Tuvo una hija: Magdalena (1544-1584), fruto de su relación con una aborigen de la cual no hay registros.
Desde hace tiempo quiero relacionar al mencionado Agustín con los "de la Serna" conocidos de España y, no he podido. Sigo trabajando en eso y espero novedades de un genealogista que, quizás, pueda aportar algo más.
domingo, 24 de junio de 2012
Carta de Tomás Gatica Martínez
Aquí podrán apreciar una maravillosa carta, escrita por Tomás Gatica Martínez (hermano de mi bisabuelo Pedro) y remitida al poeta Jorge Hurtado Baquedano.
Belleza, saber decir y manejo sin mácula del lenguaje; seguramente su sobrino Osvaldo -el nono- heredó de él estas cualidades.
____________________________________________________
Noviembre 11 de 1918.
Señor Jorge Hurtado Baquedano
Presente, poeta y amigo:
Su libro ha venido bondadosamente a cumplir una obra de misericordia llegando hasta mi cama en donde una influenza española, ¡cómo ha cambiado la hidalguía castellana!, me tiene más molido y maltrecho que lo estuvo don Alonso Quijano después del manteo del Ventero.
Conocía la hermosa portada de sus “Cristales”, que celebramos juntos con el entusiasta y “providencial” amigo Ramón Ricardo Bravo (Providencia 695). La tonificación patinada del paisaje –una sepia muy bien tratada por Max- se perdió en el cliché. Ud. debe haberlo lamentado más que yo.
Vamos ahora a su libro.
Hay en sus versos, tales como “Ofrenda a mi hijo” –que, en mi sentir, es lo mejor del libro- un fondo sincero de emoción; cualidad que, cada día, va siendo más escasa, porque los poetas se están haciendo demasiado cerebrales, olvidando la verdad profunda que Musset engastó en este grito:
“Ah! frappe-toi de coeur, c’este lá qui est le genies!
(Golpéate el corazón; ahí reside el genio).”
La tendencia de Ud. es romántica, y no se apesadumbre de ello, porque, como dice Grenier, si “la razón que predominó en el clasicismo, es orden, lógica, medida, la imaginación, que no conoce leyes ni límites se lanza libremente a través de los campos del ensueño y de la fantasía, constituye una gran parte del romanticismo”.
Otra cualidad que me place en los versos de Ud., es la mansedumbre que he hallado en las descripciones de “Cromos Agrestes”. La poesía descriptiva necesita que el verso salga fácil, claro y así le han salido a Ud. los de la sencilla leyenda de “El Estero”.
¿Por qué no ensaya Ud. el romance?
Me parece que Ud. podría hacerlo, a la manera del Duque de Rivas.
En la Emoción de sentir encuentro algunas estrofas más cálidas; ciertos versos más fornidos; pero, sin duda, amigo mío, éste su primer libro no es sino un gentil saludo a la bandera, para echarse, enseguida, con el talento y buena voluntad que Ud. tiene, a cumplir la “Pequeña Profecía” de su prologuista; mi admirable amigo Daniel de la Vega:
“Y escribiremos versos. Versos sólo inspirados en los temas eternos. Tendremos una fuerte musa que ha de encendernos duros versos forjados en torno del amor de la vida y la muerte”.
Y ahora una palabra de sinceridad acaso un poco ruda.
Hay lunares que redundan en provecho, como el que en la mejilla izquierda lucía Francisca D’Ambigué, la célebre Marquesa de Maintenon, pero ese lunar de las “Canciones Sportivas”, que forman la última parte de su libro, no tiene, a mi ver, el buen éxito del de la Marquesa.
Hasta ahora el “sport” no me ha convencido como tema de inspiración poética; y quiero aclararlo aunque me hayan de caer encima las jaurías del “Sectorino” y los monteros del Fally-Ho!
Y así, poeta y amigo, dígale, para terminar: le doy mi enhorabuena cordial, esperando que, cuando los “Cristales” se alcen, aparecerá el castillo amplio de su reino interior.
Su amigo,
Tomás Gatica Martínez
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Belleza, saber decir y manejo sin mácula del lenguaje; seguramente su sobrino Osvaldo -el nono- heredó de él estas cualidades.
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Noviembre 11 de 1918.
Señor Jorge Hurtado Baquedano
Presente, poeta y amigo:
Su libro ha venido bondadosamente a cumplir una obra de misericordia llegando hasta mi cama en donde una influenza española, ¡cómo ha cambiado la hidalguía castellana!, me tiene más molido y maltrecho que lo estuvo don Alonso Quijano después del manteo del Ventero.
Conocía la hermosa portada de sus “Cristales”, que celebramos juntos con el entusiasta y “providencial” amigo Ramón Ricardo Bravo (Providencia 695). La tonificación patinada del paisaje –una sepia muy bien tratada por Max- se perdió en el cliché. Ud. debe haberlo lamentado más que yo.
Vamos ahora a su libro.
Hay en sus versos, tales como “Ofrenda a mi hijo” –que, en mi sentir, es lo mejor del libro- un fondo sincero de emoción; cualidad que, cada día, va siendo más escasa, porque los poetas se están haciendo demasiado cerebrales, olvidando la verdad profunda que Musset engastó en este grito:
“Ah! frappe-toi de coeur, c’este lá qui est le genies!
(Golpéate el corazón; ahí reside el genio).”
La tendencia de Ud. es romántica, y no se apesadumbre de ello, porque, como dice Grenier, si “la razón que predominó en el clasicismo, es orden, lógica, medida, la imaginación, que no conoce leyes ni límites se lanza libremente a través de los campos del ensueño y de la fantasía, constituye una gran parte del romanticismo”.
Otra cualidad que me place en los versos de Ud., es la mansedumbre que he hallado en las descripciones de “Cromos Agrestes”. La poesía descriptiva necesita que el verso salga fácil, claro y así le han salido a Ud. los de la sencilla leyenda de “El Estero”.
¿Por qué no ensaya Ud. el romance?
Me parece que Ud. podría hacerlo, a la manera del Duque de Rivas.
En la Emoción de sentir encuentro algunas estrofas más cálidas; ciertos versos más fornidos; pero, sin duda, amigo mío, éste su primer libro no es sino un gentil saludo a la bandera, para echarse, enseguida, con el talento y buena voluntad que Ud. tiene, a cumplir la “Pequeña Profecía” de su prologuista; mi admirable amigo Daniel de la Vega:
“Y escribiremos versos. Versos sólo inspirados en los temas eternos. Tendremos una fuerte musa que ha de encendernos duros versos forjados en torno del amor de la vida y la muerte”.
Y ahora una palabra de sinceridad acaso un poco ruda.
Hay lunares que redundan en provecho, como el que en la mejilla izquierda lucía Francisca D’Ambigué, la célebre Marquesa de Maintenon, pero ese lunar de las “Canciones Sportivas”, que forman la última parte de su libro, no tiene, a mi ver, el buen éxito del de la Marquesa.
Hasta ahora el “sport” no me ha convencido como tema de inspiración poética; y quiero aclararlo aunque me hayan de caer encima las jaurías del “Sectorino” y los monteros del Fally-Ho!
Y así, poeta y amigo, dígale, para terminar: le doy mi enhorabuena cordial, esperando que, cuando los “Cristales” se alcen, aparecerá el castillo amplio de su reino interior.
Su amigo,
Tomás Gatica Martínez
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domingo, 3 de junio de 2012
Peña y Lillo, Astaburuaga, Amengual; datos y fotos
Don Jose Peña y Lillo Aguirre nacido en Santiago el 19 de mayo de 1814, se casó en 1845 con doña Inés Morgado Uriondo. Tuvieron varios hijos, entre ellos Celia Peña y Lillo Morgado (imagen abajo a la izquierda); quien contrajo matrimonio con el General Santiago Amengual Balbontin (1815-1898, abajo a la derecha).
De esta unión varios hijos, entre ellos, Carmela Amengual Peña y Lillo casada con Joaquin Prat Blest, Alberto Amengual Peña y Lillo (bisabuelo), casado con doña Aurora Astaburuaga Urzúa (1879-1936) y Severo Amengual Peña y Lillo (de reconocida actuación en la Guerra del Pacífico y quien se casara con la hija del General Manuel Baquedano, doña Trinidad).
FOTO ARRIBA: de Alberto dedicada en el reverso a su hermana Carmela.
FOTO ABAJO: la invitación (mayo de 1899) al casamiento de Alberto con Aurora; los padres de María Elena Amengual Astaburuaga (1907, Chile-1995, Venezuela).
FOTO ARRIBA: de Alberto dedicada en el reverso a su hermana Carmela.
FOTO ABAJO: la invitación (mayo de 1899) al casamiento de Alberto con Aurora; los padres de María Elena Amengual Astaburuaga (1907, Chile-1995, Venezuela).
sábado, 12 de mayo de 2012
De la Serna, línea de familia
1- maría elena amengual astaburuaga es la madre de osvaldo alfonso gatica amengual (mi padre)
2- alberto amengual peña y lillo es el padre de maría elena amengual astaburuaga
3- gral. santiago amengual balbontín es el padre de alberto amengual peña y lillo
4- rosario balbontín y soto es la madre de gral. santiago amengual balbontín
5- francisco balbontín y reyes es el padre de rosario balbontín y soto2- alberto amengual peña y lillo es el padre de maría elena amengual astaburuaga
3- gral. santiago amengual balbontín es el padre de alberto amengual peña y lillo
4- rosario balbontín y soto es la madre de gral. santiago amengual balbontín
6- josé nicolás balbontín caldera es el padre de francisco balbontín y reyes
7- agustina caldera garcía sobarzo es la madre de josé nicolás balbontín caldera
8- juan luis caldera y toro mazote es el padre de agustina caldera garcía sobarzo
9- luisa toro mazote y cifuentes es la madre de juan luis caldera y toro mazote
10-manuel de toro mazote y de la serna es el padre de luisa toro mazote y cifuentes
11-elena hernández de la serna es la madre de manuel de toro mazote y de la serna
12-magdalena de la serna es la madre de elena hernández de la serna
13-agustín de la serna es el padre de magdalena de la serna
Como se puede observar, el primer "de la Serna" que figura en la familia es Agustín (1512-1547) , conquistador llegado a Chile con Pedro de Valdivia y, fallecido en La Serena cuando la ciudad por ellos fundada fue destruida a mano de los indios. Tuvo una hija: Magdalena (1544-1584), fruto de su relación con una aborigen de la cual no hay registros.
Desde hace tiempo quiero relacionar al mencionado Agustín con los "de la Serna" conocidos de España y, no he podido. Sigo trabajando en eso y espero novedades de un genealogista que, quizás, pueda aportar algo más.
viernes, 11 de mayo de 2012
Severo Amengual
Hijo del General Santiago Amengual, y hermano de mi bisabuelo, Alberto, ingresó al ejército el 20 de marzo de 1871, como cadete de la Escuela Militar, especializándose en el Arma de Infantería.
Participa en la I y II campaña en contra del Perú y Bolivia y en la Campaña de Arequipa, hallándose presente en las batallas de Chorrillos y de Miraflores.
El 14 de agosto de 1882 es nombrado comandante de Armas de Oroya, y el 25 de febrero de 1883 de Trujillo.
Combate de la Oroya
El primer enfrentamiento en La Oroya, para los efectos de defender el puente sobre el río Mantaro y llave esencial de las comunicaciones del ejército chileno en operaciones sobre Tarma, el centro de la sierra peruana, aconteció el 3 de julio de 1882, y enfrentó a 60 hombres del Batallón Pisagua 3º de Línea en conjunto con un pequeño destacamento de 20 hombres del Regimiento Carabineros de Yungay al mando del teniente Tristán Stephan, todos los cuales al mando del teniente del 3º Francisco G. Meyer en contra de más de 300 combatientes peruanos de la columna del coronel Máximo Tafur.
El puente de La Oroya era el paso imprescindible de pertrechos y recursos del ejército chileno en operaciones, como asimismo lugar destinado a la retirada de las fuerzas del coronel Estanislao del Canto hacia Lima. Este punto, vital entonces, le fue designado al teniente Meyer para su defensa, y es igualmente el destinado por el general Andrés A. Cáceres para ser atacado por el coronel Tafur, mientras las otras dos columnas, la dirigida por el coronel Juan Gastó y la conducida por él mismo, se dirigían, la primera a reunirse con Ambrosio Salazar y sus guerrilleros para atacar a La Concepción, y la segunda para atacar Marcavalle y Pucará.
El plan de Cáceres intentaba cerrar la retirada del coronel Del Canto a través del valle del Mantaro, dando un ataque frontal con el grueso de sus fuerzas guerrilleras y atenazando al dispositivo chileno para encerrarlo y destruirlo en esa región central. Aun cuando cada columna debía actuar independientemente, a su vez obedecía a ese lineamiento estratégico de aprisionar y golpear a Del Canto.
Así dispuesto, las columnas Tafur y Gastó salieron entre el 24 y 26 de junio desde Izcuchaca con el plan descrito, en tanto Cáceres procedía a reconocer las zonas de Acostambo, Nahuinpuquio, Tongos, Pazos y Marcavalle, volviendo a Izcuchaca el 29 de junio.
Comisionado para destruir por la izquierda de la operación a la guarnición chilena de La Oroya y destruir el puente sobre el Mantaro, el coronel Tafur con la Segunda División, tres piezas de artillería y el apoyo de los guerrilleros de Acoria, Colcabamba, Huando, Acostambo y Pillichaqui, arremetió en su área de operaciones por Huari, de lo que se enteró por informaciones de lugareños el teniente Meyer el día 2 a las 11.00 horas.
Confirmada la noticia de la mañana a las 14.00 horas, que las fuerzas de Tafur ya se encontraban en Huanacancha con el afán de sorprender a sus escasas fuerzas, el teniente Meyer dispuso redoblar la vigilancia, situando avanzadas en los caminos de acceso y distribuyendo la tropa entre un corral y pircas que rodeaban el área para proteger el puente y la retaguardia, y disponiendo a la caballería tras unas casas en el camino a Chicla. Poco antes de las 01.30 horas, rompiendo la madrugada, el teniente Meyer divisó a las tropas enemigas avanzando en guerrilla por el camino de Sacaraojo, dando las instrucciones para proceder a reconocerlas, e inmediatamente disparando sobre ellas al identificarlas como guerrilleros peruanos. La respuesta de los atacantes no se dejó esperar, trabándose en una lucha de fusiles que, ordenando el avance chileno y cargar a bayoneta, duró más de una hora, hasta que comenzó la dispersión de las fuerzas peruanas por el frente.
Los hombres de Tafur fueron perseguidos por una docena de soldados al mando del cabo 1º Jesús Vargas hasta Huanacancha, en tanto el teniente Meyer reorganizaba sus pequeñas fuerzas y apresuraba el paso para volverse al cuartel, donde otra fuerza peruana descendida por los caminos de Huanchan y Campán atacaba una vez más, incendiando una bodega de lanas y el depósito de pastos de la caballada chilena. Rechazado este segundo ataque, que no logró tomarse el puente defendido por el cabo 1º Juan Rivas y un grupo de soldados del 3º de Línea, se retiró dejando 16 cadáveres en el campo y retirando a varios heridos hasta Huanacancha. El ataque al puente de La Oroya no había cubierto el objetivo perseguido por el ambicioso plan de Cáceres.
Por su parte, el mismo día 2 de julio a las 12.00 horas había salido desde Tarma un contingente de 30 hombres del Regimiento Carabineros de Yungay al mando del teniente Tristán Stephan con el objetivo de batir a los guerrilleros situados entre Tarma y Jauja, manteniéndose a retaguardia en las alturas de Casapalca, a la espera de la retirada de los soldados peruanos que escaparan del ataque preparado por 60 hombres al mando del sargento mayor Severo Amengual Peña y Lillo. Luego de trasladarse en persecución de las guerrillas peruanas desde Quisoarcancha hasta Cancallo y Chiobamba, donde tiroteó a una fuerza enemiga apostada en el lugar, persiguió a esos guerrilleros hasta Yuclapampa, quienes destruyen un puente para impedir el paso de los jinetes chilenos sobre el río de La Oroya.
Finalmente, los montoneros fueron alcanzados y se les da muerte a 60 y se toma prisioneros a 48; los que son fusilados por orden (como se lee en el parte) de Stephan, para evitar que se diesen a la fuga.
Logrando vadear el río, después de haber sido castigado por la fusilería peruana, el teniente Stephan manda cargar a sus hombres sobre esas fuerzas del coronel Tafur, dejando 60 muertos y tomando 48 prisioneros, los que luego –bajo la justificación de ser atacado por otra fuerza guerrillera peruana y querer estos escapar- opta por fusilarlos en el camino a Casapalca indicando que era “muy poco el número de tropas de que disponía, y a más, los citados prisioneros, viendo que era atacado, pensaron fugarse. Todos estos motivos me obligaron a fusilarlos…” Durante la noche siguió resistiendo algunos ataques, hasta que a las 24.00 horas del día 2 resolvió bajar a pie a Casapalca en espera del ataque de Amengual que no se realizó, por lo cual el teniente Stephan se apresta a atacar el pueblo, no sin antes atrapar a 12 guerrilleros de una avanzada en un faldeo del cerro que le indicaron la existencia de las fuerzas de Tafur en Casapalca con 500 hombres fuertemente armados de fusiles, perfectamente atrincherados y listos a defenderse. Imposibilitado de atacar de inmediato por la notoria diferencia de fuerzas, esperó al mayor Amengual hasta que resolvió bajar a Casapalca al amanecer del día 3. Tan pronto hizo ese movimiento, fue atacado en diversos tiroteos por los hombres de la columna Tafur, trenzándose en un duelo donde agotaron sus municiones, obligando a los soldados chilenos a abrirse paso con sus sables. Ya a salvo, el teniente Stephan se dirigió a Huari donde encontró al mayor Amengual en marcha hacia Casapalca. Este le ordenó retirarse a La Oroya por el manifiesto mal estado de hombres y caballos, adonde llegó a las 22.00 horas.
El teniente Stephan no sufrió bajas en la corta y azarosa expedición que emprendiera. El día 3 de julio había culminado.
Participa en la I y II campaña en contra del Perú y Bolivia y en la Campaña de Arequipa, hallándose presente en las batallas de Chorrillos y de Miraflores.
El 14 de agosto de 1882 es nombrado comandante de Armas de Oroya, y el 25 de febrero de 1883 de Trujillo.
Combate de la Oroya
El primer enfrentamiento en La Oroya, para los efectos de defender el puente sobre el río Mantaro y llave esencial de las comunicaciones del ejército chileno en operaciones sobre Tarma, el centro de la sierra peruana, aconteció el 3 de julio de 1882, y enfrentó a 60 hombres del Batallón Pisagua 3º de Línea en conjunto con un pequeño destacamento de 20 hombres del Regimiento Carabineros de Yungay al mando del teniente Tristán Stephan, todos los cuales al mando del teniente del 3º Francisco G. Meyer en contra de más de 300 combatientes peruanos de la columna del coronel Máximo Tafur.
El puente de La Oroya era el paso imprescindible de pertrechos y recursos del ejército chileno en operaciones, como asimismo lugar destinado a la retirada de las fuerzas del coronel Estanislao del Canto hacia Lima. Este punto, vital entonces, le fue designado al teniente Meyer para su defensa, y es igualmente el destinado por el general Andrés A. Cáceres para ser atacado por el coronel Tafur, mientras las otras dos columnas, la dirigida por el coronel Juan Gastó y la conducida por él mismo, se dirigían, la primera a reunirse con Ambrosio Salazar y sus guerrilleros para atacar a La Concepción, y la segunda para atacar Marcavalle y Pucará.
El plan de Cáceres intentaba cerrar la retirada del coronel Del Canto a través del valle del Mantaro, dando un ataque frontal con el grueso de sus fuerzas guerrilleras y atenazando al dispositivo chileno para encerrarlo y destruirlo en esa región central. Aun cuando cada columna debía actuar independientemente, a su vez obedecía a ese lineamiento estratégico de aprisionar y golpear a Del Canto.
Así dispuesto, las columnas Tafur y Gastó salieron entre el 24 y 26 de junio desde Izcuchaca con el plan descrito, en tanto Cáceres procedía a reconocer las zonas de Acostambo, Nahuinpuquio, Tongos, Pazos y Marcavalle, volviendo a Izcuchaca el 29 de junio.
Comisionado para destruir por la izquierda de la operación a la guarnición chilena de La Oroya y destruir el puente sobre el Mantaro, el coronel Tafur con la Segunda División, tres piezas de artillería y el apoyo de los guerrilleros de Acoria, Colcabamba, Huando, Acostambo y Pillichaqui, arremetió en su área de operaciones por Huari, de lo que se enteró por informaciones de lugareños el teniente Meyer el día 2 a las 11.00 horas.
Confirmada la noticia de la mañana a las 14.00 horas, que las fuerzas de Tafur ya se encontraban en Huanacancha con el afán de sorprender a sus escasas fuerzas, el teniente Meyer dispuso redoblar la vigilancia, situando avanzadas en los caminos de acceso y distribuyendo la tropa entre un corral y pircas que rodeaban el área para proteger el puente y la retaguardia, y disponiendo a la caballería tras unas casas en el camino a Chicla. Poco antes de las 01.30 horas, rompiendo la madrugada, el teniente Meyer divisó a las tropas enemigas avanzando en guerrilla por el camino de Sacaraojo, dando las instrucciones para proceder a reconocerlas, e inmediatamente disparando sobre ellas al identificarlas como guerrilleros peruanos. La respuesta de los atacantes no se dejó esperar, trabándose en una lucha de fusiles que, ordenando el avance chileno y cargar a bayoneta, duró más de una hora, hasta que comenzó la dispersión de las fuerzas peruanas por el frente.
Los hombres de Tafur fueron perseguidos por una docena de soldados al mando del cabo 1º Jesús Vargas hasta Huanacancha, en tanto el teniente Meyer reorganizaba sus pequeñas fuerzas y apresuraba el paso para volverse al cuartel, donde otra fuerza peruana descendida por los caminos de Huanchan y Campán atacaba una vez más, incendiando una bodega de lanas y el depósito de pastos de la caballada chilena. Rechazado este segundo ataque, que no logró tomarse el puente defendido por el cabo 1º Juan Rivas y un grupo de soldados del 3º de Línea, se retiró dejando 16 cadáveres en el campo y retirando a varios heridos hasta Huanacancha. El ataque al puente de La Oroya no había cubierto el objetivo perseguido por el ambicioso plan de Cáceres.
Por su parte, el mismo día 2 de julio a las 12.00 horas había salido desde Tarma un contingente de 30 hombres del Regimiento Carabineros de Yungay al mando del teniente Tristán Stephan con el objetivo de batir a los guerrilleros situados entre Tarma y Jauja, manteniéndose a retaguardia en las alturas de Casapalca, a la espera de la retirada de los soldados peruanos que escaparan del ataque preparado por 60 hombres al mando del sargento mayor Severo Amengual Peña y Lillo. Luego de trasladarse en persecución de las guerrillas peruanas desde Quisoarcancha hasta Cancallo y Chiobamba, donde tiroteó a una fuerza enemiga apostada en el lugar, persiguió a esos guerrilleros hasta Yuclapampa, quienes destruyen un puente para impedir el paso de los jinetes chilenos sobre el río de La Oroya.
Finalmente, los montoneros fueron alcanzados y se les da muerte a 60 y se toma prisioneros a 48; los que son fusilados por orden (como se lee en el parte) de Stephan, para evitar que se diesen a la fuga.
Logrando vadear el río, después de haber sido castigado por la fusilería peruana, el teniente Stephan manda cargar a sus hombres sobre esas fuerzas del coronel Tafur, dejando 60 muertos y tomando 48 prisioneros, los que luego –bajo la justificación de ser atacado por otra fuerza guerrillera peruana y querer estos escapar- opta por fusilarlos en el camino a Casapalca indicando que era “muy poco el número de tropas de que disponía, y a más, los citados prisioneros, viendo que era atacado, pensaron fugarse. Todos estos motivos me obligaron a fusilarlos…” Durante la noche siguió resistiendo algunos ataques, hasta que a las 24.00 horas del día 2 resolvió bajar a pie a Casapalca en espera del ataque de Amengual que no se realizó, por lo cual el teniente Stephan se apresta a atacar el pueblo, no sin antes atrapar a 12 guerrilleros de una avanzada en un faldeo del cerro que le indicaron la existencia de las fuerzas de Tafur en Casapalca con 500 hombres fuertemente armados de fusiles, perfectamente atrincherados y listos a defenderse. Imposibilitado de atacar de inmediato por la notoria diferencia de fuerzas, esperó al mayor Amengual hasta que resolvió bajar a Casapalca al amanecer del día 3. Tan pronto hizo ese movimiento, fue atacado en diversos tiroteos por los hombres de la columna Tafur, trenzándose en un duelo donde agotaron sus municiones, obligando a los soldados chilenos a abrirse paso con sus sables. Ya a salvo, el teniente Stephan se dirigió a Huari donde encontró al mayor Amengual en marcha hacia Casapalca. Este le ordenó retirarse a La Oroya por el manifiesto mal estado de hombres y caballos, adonde llegó a las 22.00 horas.
El teniente Stephan no sufrió bajas en la corta y azarosa expedición que emprendiera. El día 3 de julio había culminado.
viernes, 4 de mayo de 2012
Francisco Astaburuaga Cienfuegos, sirviendo a Chile
Antes que nada, un breve raconto sobre la línea familiar del mencionado.
María Elena Amengual Astaburuaga -mi abuela- era hija de Alberto Amengual Peña y Lillo (uno de los hijos del Gral. Amengual) y Aurora Astaburuaga Urzúa.
Aurora es la hija de José Pedro Astaburuaga Cienfuegos; hermano de Francisco.
Ahora sí, la biografía.
Nació en Talca el 21 de julio de 1817; hijo de Cayetano Astaburuaga Toro Mazote (1796- ?) y Petronila Cienfuegos y Silva.
Se casó el 10 de junio de 1853 con María del Rosario Vergara Rencoret.
Estudió en el colegio del Presbítero Juan de Díaz Romo y en el Instituto Nacional. Cursó Leyes en la Universidad de San Felipe; juró como abogado el 5 de septiembre de 1832.
En el año 1842, se inició en la carrera administrativa como oficial de partes del ministerio del Interior, el 17 de febrero de 1842; oficial de la Legación del Perú, 1844 a 1845; oficial a la Legación de Chile en Estados Unidos desde el 9 de diciembre de 1845 a marzo de 1851; encargado por el ministerio de Relaciones Exteriores para visitar y estudiar las cárceles en Filadelfia y Auburn en marzo de 1851; intendente de Coquimbo del 19 de junio de 1852 a octubre de 1855; vicepresidente de la Comisión Superior del Conservatorio Nacional de Música, el 3 de marzo de 1856; director general de Correos, en 1855 a 1860 y 1867 a 1876; encargado de negocios ante el Gobierno de Costa Rica y con credencial de representante en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, el 18 de marzo de 1857; regidor por Santiago, en el año 1858; ministro plenipotenciario, encargado de negocios en Perú, el 1o. de agosto de 1860; encargado de negocios en Estados Unidos 1861-1867; también ministro en México, el 30 de junio de 1862; miembro de la Facultad de Filosofía y Humanidades en la Universidad de Chile el 16 de abril de 1874; nombrado en comisión para indicar medidas para el arreglo de contabilidad de los giros postales en Chile el 11 de mayo de 1875; secretario general de la Universidad de Chile el 10 de abril de 1877; jefe de la Oficina Central de Estadística, el 5 de mayo de 1876; enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Estados Unidos, del 3 de abril de 1879 al 2 de septiembre de 1881; decano de la Facultad de Humanidades y miembro del Consejo de Instrucción Pública el 23 de junio de 1887; ministro del Tribunal de Cuentas, el 15 de marzo de 1888; vocal del Tribunal de Cuentas, del 15 de marzo de 1888 al 21 de mayo de 1889; decano de Facultad de Derecho de la Universidad de Chile el 8 de junio de 1888 a 1890.
Diputado propietario por Talca, período 1852 a 1855; integró la Comisión Permanente de Educación y Beneficencia. El diputado suplente fue Diego Whittaker Barazarte, que se incorporó el 5 de julio de 1852.
Diputado propietario por Linares, 1855 a 1858; no se incorporó hasta el 22 de noviembre de 1855; lo reemplazó el diputado suplente, Juan Nepomuceno Jara Armaza. Continuó en la Comisión Permanente de Educación y Beneficencia.
Diputado propietario por Talca, periodo 1858 a 1861.
Senador por Chiloé en el Congreso Constituyente de 1891 (15 de abril-18 de agosto de 1891).
Después de la revolución de 1891, fue conducido ante un tribunal militar como reo político. Falleció en Santiago, el 13 de junio de 1892.
María Elena Amengual Astaburuaga -mi abuela- era hija de Alberto Amengual Peña y Lillo (uno de los hijos del Gral. Amengual) y Aurora Astaburuaga Urzúa.
Aurora es la hija de José Pedro Astaburuaga Cienfuegos; hermano de Francisco.
Ahora sí, la biografía.
Nació en Talca el 21 de julio de 1817; hijo de Cayetano Astaburuaga Toro Mazote (1796- ?) y Petronila Cienfuegos y Silva.
Se casó el 10 de junio de 1853 con María del Rosario Vergara Rencoret.
Estudió en el colegio del Presbítero Juan de Díaz Romo y en el Instituto Nacional. Cursó Leyes en la Universidad de San Felipe; juró como abogado el 5 de septiembre de 1832.
En el año 1842, se inició en la carrera administrativa como oficial de partes del ministerio del Interior, el 17 de febrero de 1842; oficial de la Legación del Perú, 1844 a 1845; oficial a la Legación de Chile en Estados Unidos desde el 9 de diciembre de 1845 a marzo de 1851; encargado por el ministerio de Relaciones Exteriores para visitar y estudiar las cárceles en Filadelfia y Auburn en marzo de 1851; intendente de Coquimbo del 19 de junio de 1852 a octubre de 1855; vicepresidente de la Comisión Superior del Conservatorio Nacional de Música, el 3 de marzo de 1856; director general de Correos, en 1855 a 1860 y 1867 a 1876; encargado de negocios ante el Gobierno de Costa Rica y con credencial de representante en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, el 18 de marzo de 1857; regidor por Santiago, en el año 1858; ministro plenipotenciario, encargado de negocios en Perú, el 1o. de agosto de 1860; encargado de negocios en Estados Unidos 1861-1867; también ministro en México, el 30 de junio de 1862; miembro de la Facultad de Filosofía y Humanidades en la Universidad de Chile el 16 de abril de 1874; nombrado en comisión para indicar medidas para el arreglo de contabilidad de los giros postales en Chile el 11 de mayo de 1875; secretario general de la Universidad de Chile el 10 de abril de 1877; jefe de la Oficina Central de Estadística, el 5 de mayo de 1876; enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Estados Unidos, del 3 de abril de 1879 al 2 de septiembre de 1881; decano de la Facultad de Humanidades y miembro del Consejo de Instrucción Pública el 23 de junio de 1887; ministro del Tribunal de Cuentas, el 15 de marzo de 1888; vocal del Tribunal de Cuentas, del 15 de marzo de 1888 al 21 de mayo de 1889; decano de Facultad de Derecho de la Universidad de Chile el 8 de junio de 1888 a 1890.
Diputado propietario por Talca, período 1852 a 1855; integró la Comisión Permanente de Educación y Beneficencia. El diputado suplente fue Diego Whittaker Barazarte, que se incorporó el 5 de julio de 1852.
Diputado propietario por Linares, 1855 a 1858; no se incorporó hasta el 22 de noviembre de 1855; lo reemplazó el diputado suplente, Juan Nepomuceno Jara Armaza. Continuó en la Comisión Permanente de Educación y Beneficencia.
Diputado propietario por Talca, periodo 1858 a 1861.
Senador por Chiloé en el Congreso Constituyente de 1891 (15 de abril-18 de agosto de 1891).
Después de la revolución de 1891, fue conducido ante un tribunal militar como reo político. Falleció en Santiago, el 13 de junio de 1892.
lunes, 30 de abril de 2012
Apellido Peña y Lillo
Antes que nada, un reconocimiento especial a Virginia Morelli Peña y Lillo por la investigación sobre los origenes del apellido, y el bello escudo de armas que acompaña el artículo.
Origen del apellido
Se remonta al siglo XVI en la muy noble y muy leal Villa de Atienza, en la provincia de Guadalajara, y actual comunidad autónonam de Castilla-La Mancha. Se trata de una rama del antiguo linaje español de los De La Peña.
Los De La Peña de la provincia de Guadalajara provienen de don Sancho de las Peña, quien se distinguiera como Alcalde de la fortaleza del puente de Alcántara, en Toledo, siendo mas tarde Alcalde de los Alcázares de Jaén y sirviendo a los Reyes Católicos en la conquista de Granada (1492). Este señor pertenecía a la casa de los De La Peña de la Villa Santillana, una de las más antiguas de este linaje, habiéndose establecido sus descendientes en la provincia de Guadalajara, donde fundaron nueva casa y mayorazgo.
A mediados del siglo XVI vivían en la Villa de Atienza que rodea el cerro donde se encuentra la vieja e inexpugnable fortaleza que tantas veces se disputaron moros y cristianos, el matrimonio formado por don Álvaro de La Peña y Doña Maria López, uno de sus hijos don Juan de La Peña y López sentó plaza como Alférez de los Ejércitos Reales y emprendió la gran aventura de la Conquista de América.
Llegó al Perú, estableciéndose en Lima, la gran capital de los reyes y allí contrajo matrimonio con doña Maria de Estrada.
Con respecto al uso del apellido Peña y Lillo, debemos destacar lo siguiente:
1.- En la primera generación, don Álvaro aparece sólo como De La Peña.
2.- En la segunda generación, don Juan aparece en los Registros Parroquiales como De La Peña, pero sus hijos le nombran como Juan de la Peña Lillo y López.
3.- En la tercera generación, don Miguel aparece en los documentos parroquiales como De La Peña, pero el se nombra y firma como Miguel de la Peña Lillo y Estrada.
4.- En la cuarta generación, todos sus hijos se firman y nombran como de la Peña y Lillo.
El primer registro de nuestra familia corresponde a Santiago de la Peña y Lillo y Reinoso, nacido en San Felipe, Valparaiso, Chile; por el 1785. Se casa con María del Carmen Aguirre y García; entre sus hijos, José de la Peña y Lillo y Aguirre (19-5-1814; Santiago de Chile). De su casamiento con Inés Morgado Uriondo nace Celia Peña y Lillo Morgado, esposa del General Santiago Amengual Balbontín. Tuvieron varios hijos, entre ellos Alberto Amengual Peña y Lillo (foto de él, dedicada en el reverso a una de sus hermanas, Carmela), padre de mi abuela María Elena. En homenaje a él mi segundo nombre: Alberto.
Origen del apellido
Se remonta al siglo XVI en la muy noble y muy leal Villa de Atienza, en la provincia de Guadalajara, y actual comunidad autónonam de Castilla-La Mancha. Se trata de una rama del antiguo linaje español de los De La Peña.
Los De La Peña de la provincia de Guadalajara provienen de don Sancho de las Peña, quien se distinguiera como Alcalde de la fortaleza del puente de Alcántara, en Toledo, siendo mas tarde Alcalde de los Alcázares de Jaén y sirviendo a los Reyes Católicos en la conquista de Granada (1492). Este señor pertenecía a la casa de los De La Peña de la Villa Santillana, una de las más antiguas de este linaje, habiéndose establecido sus descendientes en la provincia de Guadalajara, donde fundaron nueva casa y mayorazgo.
A mediados del siglo XVI vivían en la Villa de Atienza que rodea el cerro donde se encuentra la vieja e inexpugnable fortaleza que tantas veces se disputaron moros y cristianos, el matrimonio formado por don Álvaro de La Peña y Doña Maria López, uno de sus hijos don Juan de La Peña y López sentó plaza como Alférez de los Ejércitos Reales y emprendió la gran aventura de la Conquista de América.
Llegó al Perú, estableciéndose en Lima, la gran capital de los reyes y allí contrajo matrimonio con doña Maria de Estrada.
Con respecto al uso del apellido Peña y Lillo, debemos destacar lo siguiente:
1.- En la primera generación, don Álvaro aparece sólo como De La Peña.
2.- En la segunda generación, don Juan aparece en los Registros Parroquiales como De La Peña, pero sus hijos le nombran como Juan de la Peña Lillo y López.
3.- En la tercera generación, don Miguel aparece en los documentos parroquiales como De La Peña, pero el se nombra y firma como Miguel de la Peña Lillo y Estrada.
4.- En la cuarta generación, todos sus hijos se firman y nombran como de la Peña y Lillo.
El primer registro de nuestra familia corresponde a Santiago de la Peña y Lillo y Reinoso, nacido en San Felipe, Valparaiso, Chile; por el 1785. Se casa con María del Carmen Aguirre y García; entre sus hijos, José de la Peña y Lillo y Aguirre (19-5-1814; Santiago de Chile). De su casamiento con Inés Morgado Uriondo nace Celia Peña y Lillo Morgado, esposa del General Santiago Amengual Balbontín. Tuvieron varios hijos, entre ellos Alberto Amengual Peña y Lillo (foto de él, dedicada en el reverso a una de sus hermanas, Carmela), padre de mi abuela María Elena. En homenaje a él mi segundo nombre: Alberto.
sábado, 7 de enero de 2012
Jucio por herejía, el primero en Chile
Las historias (anécdotas) de aquellos que conforman el árbol de familia, da lugar en muchos casos, a hechos que realmente suenan graciosos a la luz de los tiempos que corren.
Alonso Escobar de Villarroel (1511-1574; ancestro 14 generaciones), conquistador, llega a América junto a su padre Cristóbal, ambos nacidos en Santa María, Cádiz, España; iletrados.
Bajan de Lima a Chile , cerca de la ciudad de Santiago, recibe un flechazo que le atraviesa la garganta, sin embargo logra reponerse después de varios meses.
Pues bien, debido a dichos, "chismes", de "oidas" y otras modalidades de la época, este buen hombre es llevado a juicio por herejía, nada menos que al tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.
Son por todos conocidas las penas que aplicaba o, la forma en la cual se trataba de redimir al reo si este era hallado culpable.
Su "pecado", en realidad debería omitir las comillas porque en ese entonces sí lo era: hablar mal de la fé de la Santa Iglesia Romana en público.
El juicio, la defensa, alegato y, sentencia: no tienen desperdicio. Les dejo un enlace para que puedan soprenderse y disfrutar. Vale la pena.
http://www.gabrielbernat.es/espana/inquisicion/ie/ia/inquiscionperu/jtoribio2/p1c2/p1c2.html
Alonso Escobar de Villarroel (1511-1574; ancestro 14 generaciones), conquistador, llega a América junto a su padre Cristóbal, ambos nacidos en Santa María, Cádiz, España; iletrados.
Bajan de Lima a Chile , cerca de la ciudad de Santiago, recibe un flechazo que le atraviesa la garganta, sin embargo logra reponerse después de varios meses.
Pues bien, debido a dichos, "chismes", de "oidas" y otras modalidades de la época, este buen hombre es llevado a juicio por herejía, nada menos que al tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.
Son por todos conocidas las penas que aplicaba o, la forma en la cual se trataba de redimir al reo si este era hallado culpable.
Su "pecado", en realidad debería omitir las comillas porque en ese entonces sí lo era: hablar mal de la fé de la Santa Iglesia Romana en público.
El juicio, la defensa, alegato y, sentencia: no tienen desperdicio. Les dejo un enlace para que puedan soprenderse y disfrutar. Vale la pena.
http://www.gabrielbernat.es/espana/inquisicion/ie/ia/inquiscionperu/jtoribio2/p1c2/p1c2.html
viernes, 6 de enero de 2012
El general Amengual, nuestro orgullo
A la derecha podemos apreciar la estatua-cripta en el Regimiento "La Concepción", Antofagasta, donde se hallan sus restos.
En su recuerdo existen:
- Calle con el nombre General Amengual ubicada en Santiago de Chile, en la comuna de Estación Central.
- Pueblo en la Región de Aysén, Villa Amengual.
- Pueblo en Antofagasta.
- Escuela (foto del escudo).
martes, 3 de enero de 2012
Revista Zig-Zag; el nono, el tío y un cuento
El 19 de febrero de 1905, Agustín Edwards lanzó con un enorme despliegue publicitario el primer número de Zig-Zag. Le tenía mucha confianza a este proyecto pues se había esmerado personalmente en prepararlo, cuidando cada detalle.
Para la impresión ocupó maquinarias de última tecnología y contrató a Mr. William Phillips, un técnico en grabados en colores, especialista en sistema de impresión conocido con el nombre de “tricomía” o grabado en tres tintas. En la parte de contenidos, para lograr óptimos resultados, designó como director a Joaquín Díaz Garcés (Ángel Pino) y como su colaborador a Carlos Silva Vildósola. También, contó con la participación de los más reconocidos escritores e ilustradores.
Entre los escritores estuvieron: Benjamín Vicuña Subercaseaux, Samuel A. Lillo, Nathanael Yáñez Silva, Antonio Orrego Barros, Januario Espinosa, Manuel Magallanes Moure, Pedro Emilio Gil, Armando Hinojosa, Carlos Varas (Mont Calm), Fernando Santiván, Enrique Tagle Moreno (Víctor Noir), Juan Larraín, Augusto D 'Halmar, Federico Gana, Baldomero Lillo, Rafael Maluenda, Inés Echeverría de Larraín (Iris), Mariana Cox de Stuven, Amanda Labarca y Tomás Gatica Martínez (quien llegó a ser director de la publicación), hermano de mí bisabuelo Pedro Gatica Martínez, el padre de Osvaldo Gatica Camoglino (abuelo).
Terminada la impresión del primer número de la revista, Agustín Edwards elaboró una estrategia de publicidad nunca antes conocida: "una propaganda como nunca se había visto en Chile inundó las ciudades con una profusión de carteles que anunciaban la próxima aparición de la revista Zig-Zag. No era posible desentenderse de la sugestión de esos afiches que lo enfrentaban a uno en todas partes, convirtiéndose en comentario obligado de los corrillos” (Guillermo Labarca. “Secretario de redacción”, Medio siglo de Zig-Zag: 1905-1955. Número Especial. Santiago: Zig-Zag, 1955. p. 166). Este gran despliegue tuvo sus resultados y a pesar de calcularse un generoso tiraje, se agotó de inmediato.
La revista Zig-Zag fue muy innovadora para su época. En la parte gráfica, presentaba una cubierta coloreada y en el interior láminas, caricaturas, dibujos y fotografías muy profesionales. Además, fue una de las primeras revistas que se vinculó con empresas periodísticas extranjeras para que les enviaran fotografías y reportajes internacionales (el más importante enlace fue con la firma Underwood, de Estados Unidos). También, poseía un staff de fotógrafos que no dejaban indiferente al público, pues recogían las más diversas y pintorescas escenas de la vida social de nuestro país.
A continuación, la página de la revista Zig-Zag en la que aparece un cuento de mí abuelo: Osvaldo Gatica Camoglino, publicado el 30 de junio de 1933; tenía 20 años.
Sincero reconocimiento al sitio Memoria Chilena.
Para la impresión ocupó maquinarias de última tecnología y contrató a Mr. William Phillips, un técnico en grabados en colores, especialista en sistema de impresión conocido con el nombre de “tricomía” o grabado en tres tintas. En la parte de contenidos, para lograr óptimos resultados, designó como director a Joaquín Díaz Garcés (Ángel Pino) y como su colaborador a Carlos Silva Vildósola. También, contó con la participación de los más reconocidos escritores e ilustradores.
Entre los escritores estuvieron: Benjamín Vicuña Subercaseaux, Samuel A. Lillo, Nathanael Yáñez Silva, Antonio Orrego Barros, Januario Espinosa, Manuel Magallanes Moure, Pedro Emilio Gil, Armando Hinojosa, Carlos Varas (Mont Calm), Fernando Santiván, Enrique Tagle Moreno (Víctor Noir), Juan Larraín, Augusto D 'Halmar, Federico Gana, Baldomero Lillo, Rafael Maluenda, Inés Echeverría de Larraín (Iris), Mariana Cox de Stuven, Amanda Labarca y Tomás Gatica Martínez (quien llegó a ser director de la publicación), hermano de mí bisabuelo Pedro Gatica Martínez, el padre de Osvaldo Gatica Camoglino (abuelo).
Terminada la impresión del primer número de la revista, Agustín Edwards elaboró una estrategia de publicidad nunca antes conocida: "una propaganda como nunca se había visto en Chile inundó las ciudades con una profusión de carteles que anunciaban la próxima aparición de la revista Zig-Zag. No era posible desentenderse de la sugestión de esos afiches que lo enfrentaban a uno en todas partes, convirtiéndose en comentario obligado de los corrillos” (Guillermo Labarca. “Secretario de redacción”, Medio siglo de Zig-Zag: 1905-1955. Número Especial. Santiago: Zig-Zag, 1955. p. 166). Este gran despliegue tuvo sus resultados y a pesar de calcularse un generoso tiraje, se agotó de inmediato.
La revista Zig-Zag fue muy innovadora para su época. En la parte gráfica, presentaba una cubierta coloreada y en el interior láminas, caricaturas, dibujos y fotografías muy profesionales. Además, fue una de las primeras revistas que se vinculó con empresas periodísticas extranjeras para que les enviaran fotografías y reportajes internacionales (el más importante enlace fue con la firma Underwood, de Estados Unidos). También, poseía un staff de fotógrafos que no dejaban indiferente al público, pues recogían las más diversas y pintorescas escenas de la vida social de nuestro país.
A continuación, la página de la revista Zig-Zag en la que aparece un cuento de mí abuelo: Osvaldo Gatica Camoglino, publicado el 30 de junio de 1933; tenía 20 años.
Sincero reconocimiento al sitio Memoria Chilena.
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