martes, 1 de abril de 2014

Hablando de edecanes

Edecán es la castellanización del francés "aide de camp" (pronunciado como "ed-de-cam"); lo que significa -literalmente- ayudante de campo.
Posiblemente el nombre francés provenga de las gestas napoleónicas. Napoleón solía tener un ayudante de campo, siempre vigilante y dispuesto a servirle ante el menor requerimiento.

Los edecanes son muy cercanos a la figura del jefe de Estado, pero carecen de poder y de figuración pública; al lado del presidente, pero en un segundo plano, flanqueándolo por los costados. Cuando están de pie, parecen estacas; se mueven ante el más mínimo guiño, siempre atentos al mandatario y como una verdadera sombra.

La figura del edecán irrumpe en la historia de Chile en los primeros tiempos de la Independencia, con personajes como Juan Mackenna o Manuel Rodríguez, que adoptaron la usanza española y que en calidad de ayudantes del capitán general –a pesar de su espíritu revolucionario– se cuadraban detrás de la autoridad llevando cordones de oro en el hombro.
Por otro lado, el puesto de edecán suele ser también un buen trampolín para pegar un salto de jerarquía dentro de las Fuerzas Armadas.
Toda esta introducción para mencionar que el Gral. Amengual realizó y dignificó dicha tarea.
El 9 de septiembre de 1861 había pasado a retiro con el grado de coronel; pero es vuelto al servicio el 23 febrero de 1877 para ser edecán del presidente Anibal Pinto Garmendia (cuadro a la izquierda).

Estando en estos "menesteres" es cuando estalla la Guerra del Pacífico y, por decreto del 9 de junio de 1879, se lo designa Comandante/Organizador del "Regimiento Movilizado Esmeralda".

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