En este devenir de siglos, los apellidos de origen vasco en la familia son varios: GATICA (GATIKA), ASTABURUAGA, URZÚA, CERCALDE (ZERKALDE), AGUIRRE, AREMBURU (ARAMBURU), ELEXALDE (ELIZALDE).
Esta introducción viene a cuento de una hipótesis que maneja un científico de origen armenio, parece tener bastante fundamento, muy interesante y curiosa. Se adjunta.
El lingüista y vascólogo Vahan Sarkisian, principal promotor de la «teoría vasco-armenia» y quien más ha trabajado en los últimos años sobre el parentesco etnolingüístico entre ambos pueblos, ha vuelto a realizar una de sus visitas periódicas a Euskadi. Cree que los estudios vasco-armenios se encuentran en un momento importante, porque ya estamos suficientemente equipados para empezar a sacar conclusiones.
- ¿Cuál ha sido el objetivo de su última visita a Euskadi?
- He venido para renovar los contactos y para tratar la continuación de los proyectos que llevamos años desarrollando. Traje, además, nuevas ideas para el estudio del problema vasco-armenio, que ha llegado a un punto muy importante, el momento en el que se pueden empezar a sacar conclusiones. Hasta la fecha, la cuestión ha quedado al nivel de las suposiciones exóticas, pero creo que estamos ya suficientemente equipados como para para sacar conclusiones y difundirlas.
- ¿Por qué utiliza el término 'problema' al referirse a la cuestión?
- Porque realmente tenemos un problema. Podemos hablar de teoría, que se refiere a algo probado, o de hipótesis, en referencia a algo sin probar, pero nosotros nos encontramos entre los dos extremos, y ahí está el problema. Para quienes conocemos bien el tema es una teoría, y para quienes no tienen un información suficiente no es más que un tema exótico...
- Otorga prioridad, por lo tanto, a la difusión del material existente. ¿Cuál es el más relevante?
- Por ejemplo, el contenido en la serie Vascos y armenios: documentos y materiales, que cuenta con la ayuda de la Diputación de Gipuzkoa. Ya ha salido el segundo tomo, y cuando se termine contendrá el grueso del material que existe sobre la cuestión, que es muy abundante pero no se conoce. Sólo en las fuentes vascas hay más de cien autores, desde Garibay, Poza, Henao o Larramendi, que se han referido a la cuestión. Nuestro primer deber es sacar a la luz ese material.
- ¿Qué autores han hecho las aportaciones más relevantes a la teoría del parentesco entre vascos y armenios?
- Curiosamente, los mejores promotores de esta teoría no fueron ni vascos ni armenios y, por lo tanto, no tenían intereses directos en la cuestión. Me refiero al inglés Edward Spencer Dodgson y al alemán Joseph Karst. El primero conocía bien el euskera. En París comenzó a estudiar armenio y rápidamente detectó las similitudes, que resumió inicialmente en una lista de 50 palabras. Karst, por su parte, era armeniólogo y, cuando entró en contacto con el euskera, comparó cuestiones relacionadas con la antropología, el sistema fonético, la gramática y el léxico y extrajo más de 400 semejanzas.
- Usted insiste también en la necesidad de fomentar el conocimiento mutuo más allá de las cuestiones lingüísticas.
- Si uno no sabe siquiera dónde está Armenia o cómo es su gente, no se le puede pedir que de un paso más y se tome en serio estas teorías. Me parece ridículo difundir sólo la información a favor de la teoría vasco-armenia, porque sin conocer a los pueblos y a sus culturas no se pueden comprender las semejanzas entre ambos. El año que viene, con toda probabilidad, tendremos una publicación divulgativa sobre Armenia que ayudará a avanzar en ese camino.
- ¿También en Armenia predomina el desconocimiento sobre Euskadi y la cultura vasca?
- Antes era así, pero ahora ya tenemos un pequeño centro de estudios vascos en la Universidad, un pequeño mundo vascológico que no existe en muchos países. Hemos empezado a armenizar la literatura vasca y disponemos de un buen número de traducciones. Los lectores armenios leen en su lengua Linguae Vasconum Primitiae de Etxepare, Peru Abarka de Mogel, Harri eta herri de Aresti, una antología de poetas navarros actuales o la Leyenda de Aitor de Chaho. Sería muy interesante que aquí tuvieran algo similar. Además, si un armenio viene a Euskadi las paredes le hablan, entendemos muchas de las cosas que vemos escritas. Comprendemos sin problemas por ejemplo, qué significa Zabaltegi, u Ormazabal..., porque significa exactamente lo mismo en armenio. Nos sentimos como en casa, y eso ya quiere decir algo.
- Los detractores de la teoría vasco-armenia dicen que la suya es una lengua indoeuropea y el euskera una lengua preindoeuropea, lo que establece un foso para algunos insalvable. ¿Qué opina al respecto?
- De entrada, no comparto esa teoría de la clasificación de las lenguas. Para mí es más importante el análisis de las particularidades más significativas de cada lengua. El armenio se considera, efectivamente, una lengua indoeuropea, pero si sacamos a la luz las veinte regularidades más importantes de la lengua veremos que coinciden más con el euskera que con otras lenguas vecinas como el georgiano o el persa. Y no sólo referidas al léxico. En armenio, por ejemplo, no se forman palabras con una -r inicial, a nuestra garganta le cuesta mucho pronunciarla. Lo mismo le pasa al euskera, a la garganta vasca. Ni el armenio ni el euskera reconocen la acumulación de consonantes, nos resultan impronunciables, en tanto que en otras lenguas vecina a la nuestra, como el georgiano, son habituales los grupos de hasta cinco o seis consonantes. Podríamos mencionar otras muchas características que nos separan de nuestros vecinos y nos acercan al euskera, como el artículo postpuesto, la manera de formar el plural... Sin hablar de la toponimia, que aporta una enorme cantidad de semejanzas.
- ¿Ese tipo de coincidencias podrían justificarse mediante el mero contacto entre las dos lenguas?
- Yo creo que esta clase de coincidencias -que afectan incluso al aparato de articulación, que tiene un carácter fisiológico- no pueden surgir del mero contacto, no se pueden importar o exportar. Karst decía que el armenio y el euskera son dos variedades del mismo tronco lingüístico.
- Y usted, ¿qué opina al respecto?
- Diría que son, además, dos variedades del mismo tronco humano, pero ese es un problema que no me atrevería a resolver ahora. Lo único que me atrevería a decir con alguna certeza es que tal vez en la antigüedad toda la zona estaba ocupada por el mismo elemento étnico-cultural, que cedió terreno a otros elementos, quedando vestigios en Euskadi y en Armenia, como supervivientes de una gran y antiquísima civilización.
- Ahondar en esa hipótesis exigirá la colaboración de otras disciplinas...
- Claro. Pero, además, hay que hacer un trabajo de reconstrucción interna de lo genuino de las dos lenguas, porque tanto la vascología como la armeniología están bajo una presión fortísima de influencias ajenas. Primero hay que ver qué queda de las palabras vascas genuinas, y qué queda de las palabras armenias genuinas, qué queda de nuestros respectivos mundos propios. A eso se orienta mi trabajo.