El 19 de febrero de 1905, Agustín Edwards lanzó con un enorme despliegue publicitario el primer número de Zig-Zag. Le tenía mucha confianza a este proyecto pues se había esmerado personalmente en prepararlo, cuidando cada detalle.
Para la impresión ocupó maquinarias de última tecnología y contrató a Mr. William Phillips, un técnico en grabados en colores, especialista en sistema de impresión conocido con el nombre de “tricomía” o grabado en tres tintas. En la parte de contenidos, para lograr óptimos resultados, designó como director a Joaquín Díaz Garcés (Ángel Pino) y como su colaborador a Carlos Silva Vildósola. También, contó con la participación de los más reconocidos escritores e ilustradores.
Entre los escritores estuvieron: Benjamín Vicuña Subercaseaux, Samuel A. Lillo, Nathanael Yáñez Silva, Antonio Orrego Barros, Januario Espinosa, Manuel Magallanes Moure, Pedro Emilio Gil, Armando Hinojosa, Carlos Varas (Mont Calm), Fernando Santiván, Enrique Tagle Moreno (Víctor Noir), Juan Larraín, Augusto D 'Halmar, Federico Gana, Baldomero Lillo, Rafael Maluenda, Inés Echeverría de Larraín (Iris), Mariana Cox de Stuven, Amanda Labarca y Tomás Gatica Martínez (quien llegó a ser director de la publicación), hermano de mí bisabuelo Pedro Gatica Martínez, el padre de Osvaldo Gatica Camoglino (abuelo).
Terminada la impresión del primer número de la revista, Agustín Edwards elaboró una estrategia de publicidad nunca antes conocida: "una propaganda como nunca se había visto en Chile inundó las ciudades con una profusión de carteles que anunciaban la próxima aparición de la revista Zig-Zag. No era posible desentenderse de la sugestión de esos afiches que lo enfrentaban a uno en todas partes, convirtiéndose en comentario obligado de los corrillos” (Guillermo Labarca. “Secretario de redacción”, Medio siglo de Zig-Zag: 1905-1955. Número Especial. Santiago: Zig-Zag, 1955. p. 166). Este gran despliegue tuvo sus resultados y a pesar de calcularse un generoso tiraje, se agotó de inmediato.
La revista Zig-Zag fue muy innovadora para su época. En la parte gráfica, presentaba una cubierta coloreada y en el interior láminas, caricaturas, dibujos y fotografías muy profesionales. Además, fue una de las primeras revistas que se vinculó con empresas periodísticas extranjeras para que les enviaran fotografías y reportajes internacionales (el más importante enlace fue con la firma Underwood, de Estados Unidos). También, poseía un staff de fotógrafos que no dejaban indiferente al público, pues recogían las más diversas y pintorescas escenas de la vida social de nuestro país.
A continuación, la página de la revista Zig-Zag en la que aparece un cuento de mí abuelo: Osvaldo Gatica Camoglino, publicado el 30 de junio de 1933; tenía 20 años.
Sincero reconocimiento al sitio Memoria Chilena.
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